No es un secreto que durante estos tiempos que pasamos encerrados tendemos a comer más, o “de más”, como quizás podríamos llamarlo siendo honestos. Probablemente hemos probado recetas nuevas, hemos hecho pan, rollitos de canela, pizza, esos porotos con la receta de la abuela que son más demorosos, un asadito y claro, también están los que piden delivery seguido porque simplemente cocinar no es lo suyo. Comer se transforma en una forma de romper la rutina y de generar vínculos con los que vivimos, pero como todo, necesita tener un justo equilibrio, si no, pierde su sentido original y puede hacernos daño. Ya habrá escuchado a más de alguien decir, “cuando se acabe la cuarentena me pongo a dieta”. Por supuesto, esto puede ir ligado en ciertos casos a ansiedad, sentimientos de soledad o simplemente aburrimiento. Es un hecho el que la venta de ansiolíticos y antidepresivos ha aumentado en nuestro país, no sólo desde la llegada del COVID-19, sino que desde octubre hasta la fecha.
Comer genera Serotonina
La serotonina es un neurotransmisor ligado a los estados de felicidad que el cuerpo sintetiza a partir del triptófano, un aminoácido presente en algunos alimentos como el pavo, pollo, leche, queso, pescado, huevos, tofu, soja, semillas de sésamo y de calabaza, nueces, maní́ y mantequilla de maní́. El triptófano necesita, para procesarse, ácidos grasos, omega 3, magnesio y zinc. Por tal motivo, alimentos ricos en magnesio como los plátanos, las nueces, las legumbres, las verduras y el germen de trigo son también recomendados. No obstante, según la misma publicación, «el comer gran cantidad de esta selección de alimentos no basta para hacernos felices. El cerebro sólo puede absorber triptófano cuando se combina con carbohidratos, que son convertidos en azúcar en el intestino. Un nivel incrementado de azúcar en sangre estimula la producción de insulina y la insulina a su vez hace que las neuronas del cerebro sean receptivas al triptófano, a partir del cual el cerebro crea la serotonina, la hormona para sentirse bien.”
Como se podrá dar cuenta fácilmente, todos estos alimentos forman parte de una dieta balanceada común (sujeta por supuesto a las preferencias y restricciones alimenticias de cada persona), por lo que al parecer la clave no está en el obsesionarse con consumir grandes cantidades de un alimento en específico, o restringir absolutamente otro, sino que, como ya habíamos mencionado, en el balance, el equilibrio. De hecho, el mismo estudio lo dice, “la mejor forma de conseguirlo es seguir una dieta que sea lo más equilibrada posible: una mezcla variada y colorida de alimentos que contengan una amplia gama de distintos componentes.”
Comer equilibrado
Con ese objetivo, compartimos una breve lista de recomendaciones realizadas por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), y publicadas por el National Geographic, que te ayudarán a tener una alimentación más equilibrada:
- Fortalece tu sistema inmunológico a través de la alimentación: aumenta tu consumo de frutas y verduras, con al menos cinco porciones al día. Contienen mucha vitamina A y C, además de antioxidantes, que te ayudarán a combatir infecciones. Consume legumbres al menos tres veces a la semana: se conservan por mucho tiempo, son económicas y te ayudarán a mantenerte sano, porque son altas en proteína y hierro.
- No compres sólo alimentos no-perecibles: en vez de comprar muchas pastas y arroz, adquiere frutas, verduras y legumbres. Y si compraste frutas y verduras en exceso no hay problema: límpialas, córtalas y congélalas. Las tendrás listas para tu siguiente preparación. Prefiere verduras y frutas en vez de galletas, snacks, y pastelería. Mejora tu alimentación.
- Planifica tu compra: compra lo justo y necesario. Esto no sólo es un acto de empatía con otros consumidores que también deben abastecerse, sino que te ayuda a evitar el desperdicio de alimentos y mejorar la economía de tu hogar.
- No tires tus sobras: si cocinaste de más, congela tus comidas para que duren más tiempo y así evitar el desperdicio, además de tener una preparación lista para otra ocasión, sin mayor esfuerzo.
- Bebe mucha agua: toma al menos dos litros de agua al día para mantenerte hidratado. Esto ayudar a tu sistema inmunológico.
- Haz que rinda tu presupuesto: recomendamos preferir agua a las bebidas gaseosas. Revisa bien lo que tienes en la despensa y la heladera. Compra los productos de acorde a su duración.
- Cocina en familia: el encierro en que muchos nos encontramos también es una oportunidad de cocinar en casa e incorporar a los niños y niñas en esta actividad, para que tengan una buena alimentación y aprendan hábitos de consumo saludables desde pequeños.
No es sólo qué comemos, sino cómo lo comemos
Más allá de los aspectos prácticos relacionados a comer, se encuentran los ligados al ámbito sicológico, pues muchas veces comemos bien, pero igualmente sentimos sensación de pesadez, falta de saciedad, dolores estomacales o sufrimos de falta de absorción de nutrientes. Si esto no se debe a motivos de salud tales como alguna enfermedad relacionada, podríamos pensar que hay otro tipo de causas que nos llevan a estas consecuencias.
De este hecho nace una tendencia llamada Alimentación Consciente, que se define como “darnos cuenta tanto de lo que experimentan nuestros sentidos al comer, así como de los pensamientos, emociones y patrones automáticos implicados en todo el contexto de nuestra alimentación. Comer conscientemente es lo opuesto a comer con el piloto automático.” La especialista española, Mireia Hurtado, se refiere al tema: “según dicen numerosos estudios la mayoría de personas comemos demasiado rápido y sin masticar lo suficiente. Esta forma de comer nos impide realmente estar presentes en la experiencia, permitiendo que nuestros sentidos disfruten. Además, nuestro cerebro necesita por lo menos 20 minutos para recibir las señales de saciedad del estómago. Por tanto, comer rápido hace que la mayoría de veces comamos más de la cuenta y encima nos quedemos insatisfechos.” Y recomienda: “Empieza por un pequeño tentempié, no te pongas el difícil reto de comer conscientemente toda una comida. Muchas veces dos o tres bocados comidos de forma consciente ya pueden hacer que todo el ritmo de la comida se ralentice.”
Ahora que estamos en nuestras casas, quizás algún día o fin de semana, podríamos practicar el disfrutar realmente, con calma, de nuestros alimentos. También te recomendamos probar el cultivar tus propios vegetales, en la medida de tus posibilidades, para completar nuestro entendimiento sobre el valor que tiene el que podamos estar comiendo algo tan rico, como, por ejemplo, un tomate de tu propio huerto (de esos con aroma y color, como los de antes).
El equilibrio del comer puede estar en ayudar con el alimento de otros
No obstante, es cada vez más la gente que está pasando por situaciones complejas, relacionadas al empleo, a sus ingresos familiares y a tantas consecuencias que ha traído la situación actual. De este hecho han surgido distintas iniciativas para ayudar a madres, familias sin ingresos y personas que están pasando por momentos duros, como personas en situación de calle y adultos mayores. Te animamos a buscar una forma de ayudar a quienes lo necesiten. Recuerda que sacar el foco de aquello que nos aqueja sólo a nosotros pone en perspectiva nuestra vida, ayudando a equilibrar nuestros pensamientos y sentimientos, logrando que finalmente los verdaderos beneficiados seamos nosotros.
Por eso como fundación queremos invitarte a conocer un proyecto de ayuda a familias en algo tan esencial como la comida, y que tiene 20 años de trayectoria. Fundación La Familia hay una Esperanza, orientada a ayudar a familias en la superación de distintos tipos de desafíos, tiene una campaña llamada “Estamos Contigo”, la que se busca ampliar el apoyo que han entregado por dos décadas y ayudar a 500 familias con la entrega de canastas de alimentos mensuales. Destacamos esta iniciativa en particular por su larga trayectoria, en la que, con constancia, sin importar las situaciones que estuviéramos pasando como país y humanidad, han perseverado en alimentar el cuerpo y el corazón del eslabón básico de nuestra sociedad, no sólo en la capital, sino que en distintas regiones de nuestro país. Hoy tú puedes unirte a esta valiosa cadena de ayuda ¿Te animas? Entonces entra a su web y coopera con quienes más lo necesitan.
Porque finalmente, el alimento que llena el alma es el que pasa a través de nosotros llegando a los corazones de quienes están a nuestro alrededor. Ese es el verdadero alimento, el que no perece. Esperamos que este artículo te ayude y no olvides que, si la ansiedad sigue presente, te invitamos a nuestras clases gratuitas de Arte Terapia on-line. No lo olvides, aquí estamos contigo. No estamos solos.