¿Existe el arte en lo cotidiano? Al imaginarnos una vida rodeada de arte, podemos fácilmente visualizar un lujoso apartamento, atiborrado de obras vanguardistas, esculturas y otros objetos estrambóticos. Su dueño es un anciano magnate neoyorquino que vive para ser un patrono de las artes, tal como si fuera un Medici renacentista. Pero, ¿será esta la única manifestación posible del arte en la vida cotidiana de alguien?

Pensemos primero en lo simple y que no puede faltar en la vida de nadie: la comida. La comida es sin duda un arte: su preparación, sus sabores, aroma, apariencia, incluso la forma en que se dispone en el plato. Piense en esa antigua receta familiar, que su abuela o su madre le cocinan, y que tiene ese sabor único, ese aroma inconfundible. Ellas son, sin quererlo, artistas y en el más estricto sentido de la palabra, ¿por qué? Para responder esta pregunta, debemos remitirnos a la raíz etimológica de la palabra arte, que es el vocablo griego téchnē. Sin profundizar demás, diremos que téchnē es técnica, aquella que sirve para la transformación de la naturaleza en artificio: la uva en vino, el trigo en pan, el limón en pie. De hecho, según la RAE, arte es la capacidad o habilidad para hacer algo, lo que quiere decir que usted también puede ser un artista en su campo.

 

Bajo esta perspectiva, el arte no está presente solo en algún aspecto de nuestra vida cotidiana, sino que en todos, bajo la apariencia de la técnica. Sin embargo, para no ser tajantes y decir que todo es arte, vamos a admitir que hay técnicas mejores que otras.

Alguien que discutió de forma profunda esta diferencia fue el arquitecto y artista William Morris (1834-1896), quién perteneció al movimiento inglés del Arts & Crafts. Creció en una familia adinerada, por lo que pudo dedicarse a escribir, pintar y diseñar objetos hermosos, sin embargo, desarrolló todo su talento en una época donde existía una fe absoluta en el progreso de la industria y en sus beneficios para la sociedad. En este escenario, Morris tomó otro camino, y decidió que él trabajaría a mano. Es cierto que sus primeros encargos fueron realizados por clientes acaudalados, pero luego logró llegar a un amplio rango de personas con distintos poderes adquisitivos a través de sus papeles pintados y kits individuales. Creó al menos 32 modelos de telas estampadas y 23 tejidos. Pero su fuerte fueron los papeles pintados, unos 50 modelos diferentes. Morris era extremadamente riguroso con sus diseños, inspirados siempre en la naturaleza. Sus diseños inspiraron a generaciones, y de hecho, aún pueden ser encontrados en el mercado (quizás alguna vez envolvió un regalo con un papel impreso con alguno de sus diseños). Su legado comienza por la gran belleza de su obra, pero se extiende al campo de la ética, en el sentido de tener la clara misión de entregar belleza a todos, sin pasar a llevar a nadie (como los instrumentos industriales solían hacerlo, copiando la forma de un objeto hasta entonces realizado por un artesano, el que quedaba sin trabajo y sustento).

Vemos que el arte en lo cotidiano entrega belleza, deleite, identidad y dignidad, y su aporte se basa en la calidad de su técnica, no en su precio. Además, vemos como ha estado presente desde los comienzos de la civilización moderna en Grecia (y antes, pero aquí se conceptualizó por primera vez para nosotros). Por eso, lo invitamos a disfrutarlo, porque nada que no sea realmente necesario sobrevive cinco mil años de historia. ¿Y cómo puede hacerlo? Busque espectáculos (en el verano hay varios espectáculos gratis muy recomendables para todos los gustos), vaya a parques públicos, viva en una casa a la que le guste llegar (sin importar el precio de los objetos que se encuentren en ella, puede tener una planta que ame regar y con eso basta), visite galerías de arte (todas son gratis), tome esas clases de baile que siempre quiso tomar y nunca se atrevió por tiempo o pudor, lea un libro (hágase miembro de la biblioteca de su comuna), cocine aquello que le guste comer, y cuando lo coma realmente saboréelo. El verdadero arte de lo cotidiano es saber disfrutar la vida tal como es, en su máximo esplendor.

Es por eso que hoy le invitamos a conocer nuestra exposición solidaria en Fundación ArtLabbé, pues si hay alguien que ha entendido la relación entre el arte y el disfrutar la vida es Renate Neumann, quien trae una gran cantidad de cuadros, grabados, esculturas objetos de cocina y un sinfín de otros hermosos artefactos. No se la puede perder, y comience hoy a incluir el arte en su vida cotidiana de forma activa.

 

Fuentes: La Vanguardia, RAE