Melodías que sanan

En Fundación ArtLabbé queremos ser un puente entre el arte y la sociedad, pues creemos firmemente que este es un lenguaje espiritual que nos ayuda a sanar y levantar nuestros espíritus en las medias noches de nuestra vida personal y también en los momentos más difíciles que atravesamos como humanidad. Por eso, a través de nuestros talleres buscamos llegar a todos aquellos que necesiten expresarse, para contribuir a su bienestar mediante el arte. Hoy nuestra misión se extiende hacia uno de los grupos que más ha sufrido la medianoche del COVID-19: los adultos mayores. Y la herramienta que estamos usando no es cualquiera, sino que trae beneficios como procurar la estimulación y activación cerebral y ejercitar los diferentes tipos y procesos de la memoria. Hablamos del la Músicoterapia, y hoy queremos contarte un poco más de qué se trata.

Para esto hemos hablado con la músicoterapeuta Constanza del Río, con quien hace un mes aproximadamente estamos trabajando con los adultos mayores del Hogar Italiano. Ella nos cuenta que la Federación Mundial de Musicoterapia define este tipo de terapia como,

“el uso de la música y/o sus elementos musicales (sonido, ritmo, melodía y armonía) realizada por un musicoterapeuta calificado con un paciente o grupo, en un proceso creado para facilitar, promover la comunicación, las relaciones, el aprendizaje, el movimiento, la expresión, la organización y otros objetivos terapéuticos relevantes, para así satisfacer las necesidades físicas, emocionales, mentales, sociales y cognitivas. La Musicoterapia tiene como fin desarrollar potenciales y/o restaurar las funciones del individuo de manera tal que éste pueda lograr una mejor integración intra y/o interpersonal y consecuentemente una mejor calidad de vida a través de la prevención, rehabilitación y tratamiento.”

 

Y especifica que esta es una disciplina profesional, por lo tanto, para ser musicoterapeuta hay que formarse en la universidad. Ella, por ejemplo, estudió Licenciatura en Musicoterapia en la Universidad del Salvador (Argentina), dentro de la Facultad de Medicina de dicha casa de estudios. Por otro lado, existen programas de pregrado y postgrado en Colombia, Brasil, Estados Unidos, Canadá, España, Australia, solo por nombrar algunos países.  En Chile, en tanto, existe el Curso de Especialización de Postítulo en Terapias de Arte mención Musicoterapia, que se imparte en la Facultad de Artes de la Universidad de Chile. Es importante hacer esta aclaración ya que el trabajo que realizamos es con profesionales certificados, para asegurar la efectividad de esta herramienta.

Por otra parte, para ser usuario o paciente de musicoterapia, ya sea para tratamiento individual o alguna instancia grupal solo necesitas una cosa: afinidad con la música. No necesitas tocar ningún instrumento o tener ningún tipo de conocimiento musical previo. Eso sí, “es muy importante mantener constancia y compromiso con el espacio ya que esto es un proceso y como en todo proceso terapéutico se necesita tiempo para establecer el vínculo entre terapeuta y beneficiario/usuario/paciente. Además de esto, los objetivos se trabajan apoyados en esta alianza, en conjunto usuario- terapeuta”, aclara Constanza.

Orígenes

Constanza nos cuenta que la utilización de la música como terapia se remonta a la prehistoria donde se utilizaba en ritos para sanar a las personas, pasando por la Antigua Grecia y siguiendo hasta la actualidad. “Obviamente no es la musicoterapia con fundamento científico y desarrollo en investigación que conocemos actualmente, pero ya desde esos tiempos se utilizaba con fines terapéuticos”, nos indica.

Una investigación realizada por la Universidad de Navarra afirma que, respecto a la etapa primitiva, la música se empleaba en esa época para danzas, funerales, ritos, bodas, nacimiento, bajo una consideración divina. Sin embargo, los egipcios, ya en el 1284 a. C, empleaban la música con fines curativos, por ejemplo, para regular la pulsión arterial. Por su parte, los griegos empleaban la música porque tenía efectos positivos para la educación de la personalidad y los romanos la empleaban para curar diferentes patologías, como, por ejemplo, enfermedades mentales o el insomnio. Por otro lado, en el cristianismo también se puede apreciar el uso de la música para curar diferentes patologías. Por ejemplo, en el Libro de Samuel, en el capítulo XVI David toca el arpa a Saúl porque afirmaba que sentía alivio del espíritu malo que le atormentaba.  Pese a que la investigación señala que esta descripción de la música como recurso curativo en diferentes momentos de la historia no es aún Musicoterapia, indica que son importantes en tanto demuestran un uso de la música como algo más que la simple escucha por disfrute o placer.

Es a partir del siglo XIX cuando comienza a originarse esta disciplina, y ya en la Primera Guerra Mundial se encuentran casos del uso de la música para eliminar tensiones de los pacientes antes de entrar al quirófano. De hecho, tras esta guerra, los músicos en los hospitales eran unos profesionales indispensables a los que se contrataba, relata la misma investigación. En 1950 se crea la Asociación Americana de Musicoterapia; mientras tanto Constanza nos cuenta que en nuestro país la formación en musicoterapia existe hace poco más de 20 años.

La Memoria de la Música

La Clínica Mayo (USA) indica que diversas investigaciones sugieren que escuchar o cantar canciones puede proporcionar beneficios emocionales y conductuales en personas con enfermedad de Alzheimer y otros tipos de demencia, ya que los recuerdos musicales suelen conservarse en la enfermedad porque las áreas cerebrales claves relacionadas con la memoria musical están poco afectadas por ella. Igualmente, Constanza relata que “la memoria musical es algo que tenemos todos y cuando escuchamos una canción que para nosotros es o fue significativa trae como consecuencia la emoción ligada a ella. Y se sabe que la emoción es lo último que se pierde en los procesos degenerativos. Por lo tanto, la memoria musical es una de las ultimas cosas que desaparecen. Me ha pasado, por ejemplo, con un paciente el cual no se acordaba del nombre de sus hijos, pero podía cantar el tango “Naranjo en flor” sin perderse en una sola palabra, ¿por qué? Porque esa canción había representado mucho en su vida y estaba fuertemente ligada a una emoción.”

De igual forma nos cuenta que la musicoterapia trae consigo muchos beneficios, pero estos dependerán de la población a la que se atienda. “Es decir, no podemos hablar de los mismos beneficios en un tratamiento de un niño con TEA (Trastorno del Espectro Autista) que de un tratamiento de un adulto mayor con Alzheimer o de un abordaje más preventivo en el área de obstetricia (embarazadas), por ejemplo. Los beneficios se van a desprender de los objetivos del tratamiento del paciente. Pero pensándolo en líneas muy  generales hablamos de beneficios en el área  sensorial, área motriz -la coordinación, el equilibrio y la movilidad- área cognitiva –memoriaaprendizajeimaginación, atención, funciones ejecutivas- área emocional, área del lenguaje y la comunicación, y el área de la socialización.”

Entre otros beneficios enumera:

  • Mejorar la inteligibilidad del habla y su fluidez.
  • Maximizar las capacidades lingüísticas preservadas.
  • Favorecer la motricidad fina de miembros superiores.
  • Evitar las desconexiones del entorno y fortalecer las relaciones sociales.
  • Dar seguridad a incrementar la autonomía personal del beneficiario.
  • Estimular la propia identidad y autoestima.

Y por sobretodo: mejorar la calidad de vida.

Nuestros Talleres

Actividades simples, como presentarse, cantar comunicarse y conversar no son obvias cuando vivimos en aislamiento, y no nos referimos unicamente al que ha traído esta pandemia. Desde mucho antes, los adultos mayores en Chile han venido arrojando cifras preocupantes en cuanto a depresión, transtornos mentales, pobreza e incluso, suicidio. Como Fundación, tener la oportunidad de apoyar a instituciones que por décadas se han dedicado al servicio de grupos vulnerables, como lo es la tercera edad, apoyados de profesionales capaces y con vocación, como Constanza del Río – a quien agradecemos profundante toda la información entregada para esta nota –  es un privilegio y un honor.

Tenemos la firme convicción que que con esta herramientala calidad de vida de muchos ancianos mejorará notoriamente. Pero la tarea que resta es muy grande ¿Te sumas? Es muy fácil.

Si conoces alguna persona on institución a la que quieras ayudar, o quieres ser voluntario, contáctanos:

O si quieres donar para que podamos seguir haciendo más talleres…

El arte necesita de ti para llegar a quienes más lo necesitan.

FUENTES: Mayo Clinic, Universidad de Navarra, Constanza del Río (musicoterapeuta).